La navidad, tradicionalmente, permite reunir a las familias y amigos compartir nuevas ilusiones, y enviar mensajes de cariño a las personas que queremos, incluso cuando están a la distancia.
Para nosotros la navidad también era momento de reunirnos, eso sí, siempre teníamos la intriga de donde la pasaríamos. En short, camiseta y chanclas, en Argentina, o mas bien abrigados hasta arriba en España. En la calurosa navidad de Argentina, nos reuníamos en familia, en casa de nuestra abuela paterna y preparábamos comidas frescas como ensaladas, matambrito, tartas saladas y postres. Otros años, en cambio, la navidad era avistar las montañas nevadas desde las alturas, antes de aterrizar en el Aeropuerto de Asturias, y al salir, sentir cómo el viento fresco nos daba en la cara. Reencontrarnos con nuestros abuelos maternos, que nos esperaban con una sopa recién hecha, que parecía que reavivaba un muerto, y con algún rico postre casero.
Los días siguientes, ayudábamos a la abuela a poner el Belén y a preparar las comidas, entre las que no podía faltar el típico Pan de Jamón de Venezuela (relleno de jamón, pancita, uvas pasas y aceitunas verdes) por los años vividos allí, y pasar las tardes charlando alrededor de la chimenea mientras se acercaba la hora de cenar.
La Navidad es una época repleta de emociones y sentimientos hacia nuestros seres queridos, cargada de cuentos, tradiciones y leyendas que se van transmitiendo de generación en generación. Puede ser un buen momento para plantearnos un cambio de ritmo y de rumbo en nuestras vidas, para intentar algo diferente a lo que hemos venido haciendo, y también para iniciar la búsqueda de lo positivo en todo aquello que nos rodea, y en nosotros mismos, así como, el momento de fijar metas para alcanzarlas con valentía y perseverancia.
¡Desde la familia Coihue les deseamos una Feliz Navidad!
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